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Sube a 110 la cifra de muertos en Texas; al menos 170 personas siguen desaparecidas tras inundaciones


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Condado de Kerr, Texas.— Al menos 170 personas permanecen desaparecidas y 110 han fallecido tras las devastadoras inundaciones que golpearon Texas el pasado fin de semana, según informó el gobernador Greg Abbott, quien aseguró que las labores de búsqueda no cesarán hasta encontrar a todas las víctimas.


“No pararemos hasta que cada persona desaparecida sea localizada”, afirmó Abbott, en medio de crecientes cuestionamientos sobre si los recortes presupuestales promovidos por el expresidente Donald Trump debilitaron los sistemas de alerta y la respuesta ante emergencias.


Las autoridades encargadas del rescate han evitado pronunciarse sobre posibles omisiones previas a la tragedia, y señalaron que su prioridad es ayudar a las familias a reencontrarse. “Es un trabajo sucio; el agua sigue ahí”, dijo Ben Baker, de los Guardabosques de Texas, quien también destacó la atención que se brinda al estado emocional de los rescatistas, especialmente por la recuperación de cuerpos de menores.


El epicentro de la tragedia se sitúa en el condado de Kerr, a unos 104 kilómetros de San Antonio, donde el desbordamiento del río Guadalupe arrasó con comunidades y campamentos juveniles. En este lugar se han concentrado las muertes y la búsqueda de desaparecidos.


Uno de los testimonios más estremecedores es el de Javier Torres, de 24 años, quien localizó los cuerpos de sus abuelos y, posteriormente, los de dos niños mientras buscaba entre el lodo.


Una de las zonas más afectadas fue el campamento juvenil Camp Mystic, donde murieron 27 niñas, varios consejeros y el director. Cinco personas continúan desaparecidas. Aunque el Servicio Meteorológico Nacional emitió una alerta de inundación el 3 de julio por la tarde, el campamento no fue evacuado. Durante la madrugada del 4 de julio, un “muro de agua” elevó el nivel del río Guadalupe de 4.2 a 9 metros en tan solo una hora, inundando cabañas y tiendas de campaña.


Varios sobrevivientes fueron encontrados en las copas de los árboles. Testimonios revelan que los consejeros del campamento no contaban con capacitación para evacuaciones ni con equipos de comunicación adecuados. Caroline Cutrona, una de las consejeras, explicó que por la política de “no pantallas”, solo los directivos tenían acceso a dispositivos para recibir alertas.


Pese a esas carencias, el 2 de julio inspectores estatales aprobaron el plan de emergencia del campamento sin señalar deficiencias. Aun así, algunos consejeros tomaron la iniciativa y ayudaron a los menores a escapar. “Muchos niños perdieron sus zapatos y escalaron mojados y con frío la colina”, relató la madre de tres sobrevivientes.


A cuatro días del último rescate con vida, las esperanzas de encontrar más sobrevivientes se desvanecen. Además, existe preocupación por nuevas lluvias que podrían complicar aún más las labores de búsqueda.


En medio de la emergencia, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, visitó la zona y aseguró que el gobierno federal ha brindado apoyo al estado. “Nosotros no manejamos estos desastres, el estado lo hace. Nosotros venimos y los apoyamos”, declaró. También mencionó que se están “simplificando los trámites de la antigua FEMA”, luego de que Trump prometiera su eliminación durante su mandato.


La tragedia ha desatado una ola de preguntas sobre la preparación ante emergencias, la supervisión de campamentos juveniles y el impacto de decisiones federales en la capacidad de respuesta local.

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