De una oferta de trabajo, lo obligaron a ser 'sicario'
- Gabael Renteria
- 17 feb
- 3 Min. de lectura

México.- Lo que comenzó como una simple búsqueda de empleo se convirtió en una pesadilla para Luis, un joven que, sin saberlo, fue reclutado a la fuerza por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Su historia, compartida en el canal de YouTube de Gusgri, revela cómo fue engañado, amenazado y sometido a un brutal entrenamiento durante 11 días en una casa de seguridad cerca de Puerto Vallarta.
La trampa laboral: un falso empleo como guardia de seguridad
En 2022, Luis, en busca de oportunidades laborales, encontró una oferta en redes sociales para un puesto de guardia de seguridad. La vacante, publicada en Facebook y Google, incluía un número de contacto, al que llamó para pedir más información. La supuesta encargada de Recursos Humanos le indicó los documentos necesarios y le proporcionó la ubicación de la entrevista.
La agencia de empleo en Zapopan, Jalisco, tenía todo el aspecto de una empresa legítima. Incluso le ofrecieron pagarle el transporte para que pudiera asistir a la entrevista. Al llegar, le realizaron un examen médico y pruebas físicas, asegurándole que cumplía con los requisitos y que debía iniciar de inmediato una "capacitación foránea" en Puerto Vallarta.
El viaje sin retorno: secuestro y reclutamiento forzado
Un Uber llegó por él y lo llevó a una central de autobuses, donde encontró a otros jóvenes en la misma situación. Durante el trayecto, compartieron la emoción de empezar un nuevo trabajo, con la promesa de prestaciones y bonos de contratación. Sin embargo, al llegar a Puerto Vallarta, una camioneta los recogió y los trasladó a una casa apartada.
Al descender del vehículo, un hombre rubio se acercó y les quitó sus celulares. Luego, les reveló la cruda realidad: “No vienen a eso. Vienen a trabajar para ‘la empresa’”, refiriéndose al CJNG. Cuando algunos intentaron desistir, recibieron una escalofriante respuesta: "De aquí no se va nadie. Si se van a ir, se van a ir muertos".
Sin más opción, los despojaron de sus pertenencias, destruyeron sus tarjetas de débito y los dejaron incomunicados.
El adoctrinamiento criminal: la ‘escuelita’ del CJNG
Luis fue trasladado a una casa de seguridad, donde conoció a 'La Comandante', una mujer de carácter implacable que supervisaba su “adiestramiento”. Allí, le impusieron un apodo y le informaron que su salario sería de 3 mil pesos semanales. A partir de ese momento, su vida cambió drásticamente.
La rutina consistía en ejercicios de entrenamiento, tareas de limpieza y un estricto control.
Cualquier descuido, como dejar mal limpio un refrigerador, resultaba en castigos físicos. Además, debían memorizar códigos de operación del cártel, aprender a cargar armas y estar preparados para proteger con su vida a los líderes de la organización.
Luis relata que una de las pruebas de iniciación incluyó una golpiza grupal, seguida de abrazos y palabras de aliento, como si de un equipo deportivo se tratara. En la casa donde estuvo retenido, convivía con otras dos mujeres que también habían sido reclutadas. Todo estaba vigilado y debían pedir permiso para cualquier acción, incluso para tomar agua.
El escape: una oportunidad entre el miedo y la desesperación
Tras varios días de encierro, sus captores les anunciaron que serían trasladados a un "campamento especial" en Zacatecas, conocido como 'La escuelita', para recibir un entrenamiento más avanzado. Durante el viaje, Luis vio su oportunidad.
En una parada para ir al baño, corrió sin mirar atrás, atravesando cercos de alambre y campos rurales. Nadie se atrevió a ayudarlo por miedo, hasta que logró llegar a una gasolinera, donde pidió auxilio a la policía municipal. Sin revelar la verdad, fingió que había sido víctima de un asalto y solicitó ayuda para regresar a Guadalajara.
Un agente lo ayudó a abordar un tráiler, pero el conductor, al notar su nerviosismo, le pidió que se bajara. Desesperado, encontró refugio en un Oxxo, donde un empleado le permitió usar el teléfono y hasta le prestó dinero para su boleto de autobús.
El regreso y el temor por su vida
Luis logró reunirse con su familia, pero el miedo a represalias lo llevó a tomar una decisión drástica: mudarse a otro lugar y comenzar de nuevo. Su testimonio es un reflejo de la brutal realidad que enfrentan muchos jóvenes en México, víctimas de falsas promesas que terminan convirtiéndose en una pesadilla.
Este caso pone en evidencia las sofisticadas tácticas de reclutamiento utilizadas por el CJNG y el peligro latente que representan para la juventud, quienes, en su afán por encontrar empleo, pueden terminar atrapados en un mundo del que pocos logran escapar.


















