Cómo se “revivieron” los lobos terribles extinguidos hace 12.500 años y qué consecuencias tiene para la ciencia

La escena parece sacada de una película de ciencia ficción: tres cachorros que replican la apariencia de los imponentes lobos terribles —una especie que se extinguió hace más de 12.500 años— han sido creados en laboratorio. La empresa estadounidense Colossal Biosciences, líder en biotecnología de "desextinción", presentó a los primeros ejemplares nacidos a partir de ADN antiguo, extraído de restos fósiles encontrados en el permafrost canadiense.

Los lobos, bautizados Rómulo, Remo y Lupa, tienen apenas tres meses de edad y ya se han convertido en una sensación global. La comunidad científica, sin embargo, mantiene una postura cautelosa. El presidente del CONICET, el médico veterinario y genetista Daniel Salamone, señaló en exclusiva a Infobae que si bien se trata de un hito biotecnológico sin precedentes, existen profundas implicaciones éticas y ecológicas que aún no se han resuelto.

“Estos animales no son verdaderos lobos terribles. Son organismos modernos modificados genéticamente para parecerse a ellos. Es decir, su comportamiento, metabolismo y rol en un ecosistema natural podrían ser completamente distintos”, explicó Salamone.

Un experimento sin precedentes

El proyecto, que lleva más de seis años de investigación, utilizó técnicas avanzadas de edición genética tipo CRISPR para insertar segmentos clave del ADN de lobo terrible en embriones de cánidos actuales, principalmente lobos grises y perros salvajes africanos. El proceso fue supervisado por un equipo internacional de científicos, genetistas y etólogos.

Colossal ya había generado atención mundial en 2023 por su propuesta de traer de vuelta al mamut lanudo, aunque sin resultados viables hasta ahora. Con los lobos terribles, sin embargo, dieron un paso más allá: lograron el nacimiento de ejemplares vivos con rasgos fenotípicos prácticamente idénticos a los fósiles hallados.

¿Una amenaza para el equilibrio natural?

Desde Argentina, Salamone planteó interrogantes sobre las implicancias ecológicas. "¿Dónde se inserta una especie que lleva milenios extinta? ¿Cómo afecta a la fauna y flora actuales? No se trata solo de ver si sobrevive, sino de entender su impacto total en los ecosistemas actuales", indicó.

Además, subrayó que aún no hay un marco legal internacional claro sobre la desextinción, y que muchas de las decisiones están siendo tomadas por empresas privadas con intereses

tecnológicos o económicos, más que científicos.

¿El futuro de la biotecnología?

Pese a las críticas, Salamone reconoció que esta tecnología puede abrir nuevas posibilidades para la conservación de especies en peligro. "Si se aplicara para evitar extinciones inminentes, sería revolucionario. El problema es jugar a ser dioses con especies que no conocemos del todo", advirtió.

Mientras tanto, Rómulo, Remo y Lupa viven bajo estricto monitoreo en un laboratorio de seguridad en Texas. Su desarrollo, comportamiento y estado de salud están siendo registrados en tiempo real para futuras publicaciones científicas.

La humanidad acaba de dar un paso sin retorno en su relación con la vida y la evolución. Lo que hace apenas una década parecía ciencia ficción, hoy es una realidad. La pregunta es: ¿estamos preparados para enfrentar sus consecuencias?