¿Qué pasó en Washington? Te contamos los detalles
- Gabael Renteria
- 30 ene
- 2 Min. de lectura

Washington.— Un devastador accidente aéreo ocurrió la noche del miércoles cuando un avión de pasajeros de American Airlines y un helicóptero militar UH-60 Black Hawk del Ejército de Estados Unidos colisionaron en pleno vuelo cerca del Aeropuerto Internacional Ronald Reagan. Ambas aeronaves cayeron al río Potomac, dejando un saldo de 67 fallecidos, sin sobrevivientes.
El avión, un Bombardier CRJ-701 operado por PSA Airlines como el vuelo 5342 de American Airlines, realizaba su aproximación final tras despegar de Wichita, Kansas. El helicóptero militar, que participaba en un ejercicio nocturno rutinario, se encontraba en la misma zona cuando ocurrió la colisión. Grabaciones de comunicaciones aéreas revelan que un controlador intentó alertar a la tripulación del helicóptero segundos antes del impacto, sin obtener respuesta.
Desde la noche del miércoles, más de 300 rescatistas trabajan en la zona del accidente. Hasta el momento, se han recuperado 28 cuerpos del río Potomac. Las operaciones se han visto complicadas por las bajas temperaturas y las condiciones del agua.
Entre los fallecidos se encuentran los entrenadores rusos de patinaje artístico Evgenia Shishkova y Vadim Naumov, campeones mundiales en 1994, así como los jóvenes patinadores Jinna Han y Spencer Lane, quienes regresaban del Campeonato Nacional de Patinaje Artístico de EE. UU. en Wichita.
El presidente Donald Trump expresó sus condolencias y criticó las políticas de administraciones anteriores en materia de contratación de controladores aéreos. Por su parte, el secretario de Transporte, Sean Duffy, aseguró que se llevará a cabo una investigación exhaustiva para determinar las causas del siniestro.
La Administración Federal de Aviación (FAA) y la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) ya han iniciado las pesquisas, analizando las comunicaciones entre pilotos y control de tráfico aéreo, así como el historial de mantenimiento de ambas aeronaves.
Este accidente se convierte en el más grave en Estados Unidos en casi 24 años, desde el siniestro de Buffalo, Nueva York, en 2009.


















